lunes, 28 de noviembre de 2011

50 Aniversario del Colegio del Naranco

 
El domingo 27 de noviembre celebramos el 50 Aniversario del Colegio del Naranco en la Fundación Masaveu.
Asistieron unos cincuenta antiguos alumnos y tres salesianos, Don Juan Llamas, Don Félix García (exdirector) y Don Graciano, que llegaron desde León y a los que todos agradecimos su esfuerzo por estar con nosotros.
A las 12 horas se celebró la Santa Misa en la iglesia del Colegio Fundación Masaveu. Don Félix concelebró la Eucaristía (nos alegramos al comprobar que se recupera, con un gran tesón por su parte). Al final se entregaron insignias de la Asociación de Antiguos Alumnos Don Bosco - Oviedo.
A continuación tuvo lugar en el local de la Asociación de Antiguos Alumnos la "sesión vermú" y más tarde en el salón de actos una proyección de imágenes del Naranco.
Después disfrutamos de la espicha preparada por nuestro compañero Jerónimo en un gran ambiente de armonía y confraternización. La sobremesa se prolongó hasta avanzada la tarde.
En el álbum de Picasa se publican las fotos que van llegando.
Nuestro compañero Tomás Martínez Juan comparte sus fotos y vídeos:

Nuestro compañero Dionisio Calleja nos ha pedido que publiquemos esta emotiva carta:

A los 50 años del Colegio del Monte Naranco y Salesianos
Quiero daros las gracias por haberos acordado de mí; lo que pasa cuando uno se va, como dice la canción, pues que se va. Qué alegría me dais al volver a veros después de casi cuarenta años o más. Con vuestros hijos, mujeres, suegros, nietos. La verdad es que estoy hoy muy feliz compartiendo mantel y mesa con vosotros; realmente estoy muy feliz.
Perdimos a tres grandes directores: Don Ezequiel, Don Justiniano y Don Fructuoso; Dios los tenga en la Gloria.
Recuerdo, cómo no, a Don Deodato y a nuestro amigo Don Melchor que todavía viven.
Personalmente quiero dar un abrazo a familiares y amigos de nuestros queridos compañeros que se nos fueron porque Dios lo quiso. Descansen en paz y en la Gloria de Dios. Sé que se fueron muchos y no voy a dar nombres por respeto a sus familias.
También quiero dar las gracias a unas mujeres que fueron limpiadoras, costureras y, cómo no, a mis amigas las cocineras, que eran mis favoritas porque cuando fui camarero de los curas, yo comía lo que ellas comían. Muchas gracias, compañeras, porque al fin y al cabo éramos compañeros. Gracias por todo.
Y porque gracias a vosotras nos hemos hecho unos hombres. La prueba es que seguimos de vez en cuando reuniéndonos, unos con familia y otros como yo, solteros. Gracias.
La verdad es un orgullo estar con todos vosotros. Después de casi cuarenta o más años no nos hemos visto. Gracias por todo. Espero que el Colegio nos haya servido de algo. Yo personalmente digo que sí.
¿Os acordáis cuando éramos niños y nos pegábamos? Creo que ahora no. Espero que nos volvamos a ver y seguir disfrutando de la vida. Que nuestro querido Colegio nos enseñó a saber lo que es la vida.
Muchas gracias y espero que pronto nos volvamos a ver.
Donisio Calleja

viernes, 28 de octubre de 2011

Ángel Francisco Fernández Méndez (Angelín)

Me llamo Ángel Francisco Fernández Méndez (Angelín). Fui alumno del Colegio desde su comienzo en noviembre del año 1961 hasta que cumplí los 18 años allá por el año 1966. Casi 6 años, los mejores de mi vida y ya voy a cumplir los 64 años el próximo 8 de noviembre.

Hoy estoy prejubilado desde los 58 años. Cuando salí del Colegio junto a tres compañeros, Jesús L. Galán Sordo, Jose Antonio (Tenderina) y Germán, D. Olegario Salán consiguió que nos admitieran como trabajadores en Cristalería Española en Avilés después de pasar unos exámenes y pruebas bastante difíciles, ya que en esa época la fábrica tenía Escuela de Aprendices y no fuimos bien recibidos por los compañeros. Los cuatro hicimos oficialía en la rama mecánica y como torneros. Yo me fui a la "mili" (1969) y estando allí pedí permiso para examinarme en la Escuela de Maestría de Oviedo de la Reválida de Oficialía ya que los estudios del Colegio no eran oficiales.
Tuve suerte que las Pruebas Prácticas las realicé en el Colegio Masaveu, donde me facilitaron todos los medios ya que estaba en la "mili " y no disponía de nada. Logré aprobar la Reválida de Oficialía con más de 60 puntos. Cuando regresé de la "mili", ya no volví a trabajar a Cristalería Española sino que entré a trabajar como oficial 3º ajustador en mantenimiento mecánico en ENSIDESA de Avilés (1970). Seguí estudiando a pesar de los turnos que tenía, consiguiendo sacar el título de Maestro Industrial en la Escuela de Maestría de Avilés. En el año 1985 conseguí la plaza de Maestro Industrial en Ensidesa, puesto que desempeñé hasta la prejubilación en el año 2005. Estoy casado desde 1971 (nos casó D. José Pacheco) en Avilés, tenemos cuatro hijos (dos parejas) y continuamos viviendo en Avilés. Este es el resumen de mi vida.

Si deseáis contactar conmigo mi correo es mejeras@gmail.com o mejeras1@hotmail.com
P.D.: en el Colegio estuvimos desde el comienzo tres hermanos: Luis Fernández (Luisín), Javier (Mejeras) y yo Angelín. Jose Mª Fernández, Chemari, era el hermano mayor de nosotros y fue presidente de los AA.AA. al comienzo de la Asociación. Javier falleció hace cinco años aproximadamente en Burgos.
Un abrazo y saludos para todos.
Ángel F. Fernández Méndez

lunes, 13 de junio de 2011

Fiesta de la Unión - 50 Aniversario del Colegio del Naranco



La fiesta de la Unión se celebró como estaba previsto y con una asistencia numerosa. Ofició la misa el titular de la Inspectoría Salesiana de León, Don Pacheco, que fue educador salesiano en el Naranco durante varios años hasta 1973. Posteriormente en el local de la Asociación tuvo lugar una animada sesión vermouth propicia para reencuentros emocionados y recuerdos imborrables. Don Graciano y Don Juan Llamas vinieron desde León para compartir la fiesta.

Posteriormente en el restaurante Latores se celebró la comida de hermandad con la entrega de la insignia de socio de honor al antiguo alumno Juan José Llaca y al salesiano Don José Revilla, vinculado al Naranco desde su apertura en 1961 a 1968. Hubo palabras del Director de la Fundación Masaveu, Don Belarmino, de Don Pacheco, del presidente regional de AA.AA Salesianos, Florencio y de los propios homenajeados. Hubo aplausos sentidos para Don Juan, afortunadamente muy recuperado, y armonía y confraternización entre todos.

Se aludió al 50 aniversario del Colegio del Naranco y se acordó dar pasos para celebrarlo en el otoño. Intentaremos implicar y movilizar al mayor número posible de compañeros. Aquí publicaremos cualquier información relevante sobre las gestiones que se vayan realizando.

viernes, 8 de abril de 2011

Una reflexión

Casi todos los antiguos alumnos del colegio cuando hablamos de nuestros años allí, lo hacemos resaltando la convivencia con nuestros compañeros, la dedicación de los salesianos, la añoranza de aquellos años de muchos juegos y pocos aprobados, del pelo rapado y los pantalones cortos, aunque esto se fue corrigiendo con el paso de los años etc., etc. Pero nos olvidamos de una cosa, para mí muy importante: fuimos SUPERVIVIENTES. Supervivientes en el colegio y, gracias a eso, también en la vida.
Algunos al enfrentarse con la realidad fracasaron, pero la inmensa mayoría conseguimos salir adelante gracias a esos años de camaradería, de solidaridad, de sacrificio, tanto propio como de nuestros educadores y de la familia, quien podía contar con ella.
Pero esto es como en la mili que solamente hablamos de lo bueno, pero también lo hubo malo. Yo recuerdo verdaderas humillaciones por parte de algunos salesianos hacia alumnos que, visto desde la perspectiva de los años, ponen la piel de gallina; y es que algunos compañeros, generalmente los más débiles, eran los "beneficiarios" de burlas verbales y escarnio físico, de campanazos en la cabeza y patadas en el culo. No entraré en detalles aunque los tengo muy grabados. Para estos compañeros de colegio va toda mi admiración y todo mi respeto. Solo por eso ellos han tenido más dificultades para salir adelante en la vida.
Tengo muchos amigos salesianos y ex-salesianos; para todos los que respetaron y se hicieron respetar también va mi admiración y mi respeto. A los otros, que les vaya bien; yo procuro olvidarlos.

Segis

domingo, 20 de febrero de 2011

Despedida del colegio

Era el año 1978, un día lluvioso (parecía que ese día se había vestido para la ocasión), unos muchachos ese día se despedían del colegio; alegría, sonrisas, todos tenían preparadas sus maletas para irse. Era su último día en el colegio.
En el salón de actos todos esperaban para despedir a esos compañeros. Llegada de familiares, todo a punto para la gran escena final; reparto de diplomas, palabras del director recordando anécdotas de ese curso, (todo era un cuadro perfecto), un piscolabis en el comedor, y llegó el momento: la despedida.
Salimos al hall del colegio; en ese momento despedida del director y de los profesores: “Que os vaya bien”, “aquí nos tenéis”, etc., etc.
En el hall del colegio había una persona de la que todo el mundo quería despedirse, el señor Mata; pero luego llegó el trago más difícil, el despedirnos nosotros mismos: “Adiós, ya nos veremos”, “llámame, sabes mi número de teléfono”, etc., etc.
Había familiares que querían estar con sus hijos en ese momento, otros dejaban que lo hicieran a su manera. Al despedirnos muchos sabíamos que no nos volveríamos a ver en la vida.
Ha pasado el tiempo, pero en mi mente todavía recuerdo ese día como si fuera ayer, nunca me he preocupado de tener contacto con esos compañeros de mi colegio, y ahora que lo habéis revivido, os doy las gracias por esta iniciativa porque será la llave que nos vuelva a unir otra vez, y cuando estemos juntos hablaremos con alegría de aquellos días en nuestro querido y añorado Colegio Provincial de Niños del Naranco.

Víctor Manuel García Fernández

lunes, 14 de febrero de 2011

El teatro

La vuelta al colegio tras el verano de 1973 nos sorprendió a muchos con una noticia triste, la de que Don Salvador había fallecido durante el verano. Ya no le veríamos en la tienda de la sala de juegos, ni jugando a las damas con los alumnos mayores, ni de bata blanca por el comedor.
Llegó procedente de La Coruña Don Francisco López, un salesiano de aspecto serio a primera vista pero con un gran sentido del humor y que contaba los chistes como nadie. Se hizo cargo de la actividad de teatro. Solía recordar a otro religioso que en tierras de Galicia le había transmitido el interés por esta actividad y de él alababa su gran sentido perfeccionista (“Ese dedo que pones así… ¿Por qué no lo colocas así?”). Don Paco concedía más libertad en la interpretación, pero insistía en aspectos básicos como no mirar al apuntador, no dar jamás la espalda al público, vocalizar mirando hacia delante, etc.
Él mismo se encargaba de hacer las adaptaciones de las obras, sobre todo cambiar los papeles femeninos por otros masculinos, ya que en general no se podía contar con mujeres para representarlos; de esa forma la esposa pasaba a ser el hermano o el cuñado… Se ocupaba de mecanografiar el libreto con papeles de calco. Así obtenía varios ejemplares. Todavía quedaba lejos la generalización de las fotocopiadoras.
Don Paco era un gran actor de comedia. En 1974 dirigió la obra "Los Caciques" de Carlos Arniches e interpretó el papel de El Alcalde. Conservo el libreto con su firma porque en 1978 se volvió a representar, pero en esa ocasión Don Paco, con su generosidad habitual, renunció a ese papel protagonista e interpretó el de alguacil.
En él aparecen escritos a lápiz (alguno tachado) los nombres de los actores: Paco, Julio Lobeto, Segis, Castaño, Solís, Óscar, Ardura, Santos, Sotelo, Ordieres, Luis, Mata, Dacal, Santiago, Carlos, Vicente Gallego, ilegible; ocho chicos: Lobeto, Víctor Robles, Barriada, Murcia, Tomás Martínez, Urbano, Bernardo y Juan Antonio.
Ese año o el siguiente representaron una comedia de enredo muy divertida: “Cuñada viene de cuña”. Los papeles femeninos fueron interpretados por Carmen, Asunción y Begoña, hijas de Amelia, responsable de cocina del colegio. En "Armando Gresca" hacía el papel del notario en una de las escenas más cómicas de la obra.
Otra comedia de muchísimo éxito fue “Una casa de líos” de Álvaro Portes. Pero donde causó sensación como actor fue interpretando “El médico a palos” de Moliere.
Por esos años también se representó "Corona de Amor y Muerte", drama de Alejandro Casona basada en la vida y muerte de Inés de Castro, protagonizada por Carmen Pesquera y Segismundo Meana. Los dos bordaban el papel y la escena final con la coronación de Inés, muerta, resultaba conmovedora. Tuve la suerte unos años más tarde, en 1982 como exalumno, de acompañarles en una nueva versión también dirigida por Don Paco.
Don Paco transmitía entusiasmo a la hora de ensayar. Solamente en una ocasión lo recuerdo preocupado por una obra que no acababa de salir; se trataba de “Escuadra hacia la muerte”, de Alfonso Sastre. Pablo, Priede, Capellín, Álvaro y yo intentábamos dar vida a los cinco soldados de una obra antibelicista y con gran complejidad psicológica, pero muy lenta en el discurrir de la acción. Paco, al ver que no salía, nos propuso abandonarla. Quizá eso fue un acicate para esforzarnos más (Don Paco era un gran psicólogo); seguimos adelante y el resultado fue bastante digno.
Prefería las comedias, pero había dos dramas que le hubiera gustado poner en escena: “En la ardiente oscuridad”, de Buero Vallejo, un drama sobre la ceguera y donde sus protagonistas se enfrentan a ella desde la resignación o la rebeldía, y “Todos eran mis hijos”, de Arthur Miller, en la que destaca el personaje del padre atormentado por los remordimientos.
Don Paco falleció prematuramente a la edad de 62 años en 1995 en Avilés, muy cerca del colegio al que tantos esfuerzos dedicó. Sirvan estas líneas como homenaje a un hombre generoso, alegre y bueno. Un defensor del teatro como actividad formativa, siguiendo el espíritu de Don Bosco, y que giró en torno a él durante más de una década en el Colegio del Naranco.
Salvador Fernández

martes, 11 de enero de 2011

Luis Ángel Sánchez (1961-68)


Hola. Yo me llamo Luis Ángel y estuve en este colegio varios años desde que se inauguró en el 61 hasta el 68.
Esta es la única foto que conservo de los tiempos en que estuve allí; es en el campo de fútbol que había. Aquí, como bien dice Salvador jugábamos varios partidos al mismo tiempo entre distintos cursos; era una liada pero nos arreglábamos. El campo era un pedregal; teníamos siempre las rodillas llenas de arañazos de caernos al suelo. Cuando iba a haber algún partido con otro equipo de fuera, bien fuera contra los del Masaveu o algún barrio de Oviedo, pintaban las líneas del campo con una lechada de cal; esto lo hacía el padre consejero ayudado por algunos de nosotros. Yo jugué en el equipo del colegio una temporada, unas veces con mayor suerte porque palizábamos a algún equipo y otras con menos porque nos zurraban a nosotros.
El que más goles nos metía era un equipo que se llamaba "Juventud Asturiana"; estaban bien entrenados y creo que jugaban ya en alguna categoría.
Yo hace cuarenta y pico años que estuve allí. De los compañeros y algún amigo de los que estaban nunca más volví a saber; cada uno siguió la ruta que la vida le trazó, pero deseo que les haya ido bien a todos y hayan tenido suerte en la vida, al igual que a los maestros salesianos y seglares que había allí.
Algunos nombres que recuerdo de amigos y compañeros, aunque de algunos su cara se me escapa a la memoria, son: Luis Chao, Sixto, Tinín, José María, Juanín, Blas y Lavandera (que jugaban muy bien al fútbol); también estaban Julito, los hermanos Figueras, Emiliano (a este sí lo volví a ver; trabajamos juntos en una empresa en Madrid y en Valencia, pero poco tiempo)...
En fin, en otro momento comentaré algun recuerdo que vaya surgiendo, y animo a los alumnos que estuvieron en el colegio a que pongan aquí sus comentarios y recuerdos de aquellos tiempos duros unas veces, felices otras.
Un saludo a todos.
Luis Ángel

martes, 4 de enero de 2011

Tarjeta postal con la foto del colegio

Esta era la tarjeta postal "oficial" del colegio. No recuerdo el precio ni cómo se adquiría; sí que también se disponía de sobres y papel con el membrete del colegio. Las cartas eran el principal elemento de comunicación con el exterior, con las familias; existía un buzón en el que se depositaba el correo de salida y el que llegaba era repartido en el comedor. Las llamadas telefónicas eran escasas y poco frecuentes.
Salvador Fernández