viernes, 8 de abril de 2011

Una reflexión

Casi todos los antiguos alumnos del colegio cuando hablamos de nuestros años allí, lo hacemos resaltando la convivencia con nuestros compañeros, la dedicación de los salesianos, la añoranza de aquellos años de muchos juegos y pocos aprobados, del pelo rapado y los pantalones cortos, aunque esto se fue corrigiendo con el paso de los años etc., etc. Pero nos olvidamos de una cosa, para mí muy importante: fuimos SUPERVIVIENTES. Supervivientes en el colegio y, gracias a eso, también en la vida.
Algunos al enfrentarse con la realidad fracasaron, pero la inmensa mayoría conseguimos salir adelante gracias a esos años de camaradería, de solidaridad, de sacrificio, tanto propio como de nuestros educadores y de la familia, quien podía contar con ella.
Pero esto es como en la mili que solamente hablamos de lo bueno, pero también lo hubo malo. Yo recuerdo verdaderas humillaciones por parte de algunos salesianos hacia alumnos que, visto desde la perspectiva de los años, ponen la piel de gallina; y es que algunos compañeros, generalmente los más débiles, eran los "beneficiarios" de burlas verbales y escarnio físico, de campanazos en la cabeza y patadas en el culo. No entraré en detalles aunque los tengo muy grabados. Para estos compañeros de colegio va toda mi admiración y todo mi respeto. Solo por eso ellos han tenido más dificultades para salir adelante en la vida.
Tengo muchos amigos salesianos y ex-salesianos; para todos los que respetaron y se hicieron respetar también va mi admiración y mi respeto. A los otros, que les vaya bien; yo procuro olvidarlos.

Segis