viernes, 3 de diciembre de 2010

Diciembre de 1975 - Fiesta de la Inmaculada

Una de las tres grandes fiestas salesianas (con San Juan Bosco el 31 de enero y María Auxiliadora el 24 de mayo) era y sigue siendo la Inmaculada, el 8 de diciembre. Para esa ocasión, aparte de menú especial, se preparaban en el colegio juegos deportivos, alguna obra de teatro y concierto de la rondalla o, como en este caso, de la "orquesta" en la que participábamos algunos.
El salesiano que aparece de espaldas es D. Graciano Vidal que llegó ese curso al colegio como Jefe de Residencia. Los profundos cambios en materia de convivencia y disciplina que introdujo marcan un antes y un después: de un modelo autoritario se pasó a otro basado en la confianza y en la responsabilidad. Los castigos físicos y generales, que en cursos anteriores se habían reducido, desaparecieron por completo. El método preventivo de Don Bosco se identificaba plenamente con la fuerte personalidad y el carisma de Don Graciano.
Se decía que el primer día que apareció por el patio allá por el mes de septiembre, buscando empatizar con un grupo de alumnos que jugaba al fútbol, le dijo a uno del que se ve que desconocía el nombre (más adelante conocería todo, hasta los más íntimos secretos, de cada uno de nosotros): "Eh, Charli, pásamela". Y de ahí le quedó el apodo de Charli con el que se dejaba llamar sin mayor reparo. Salvo cuando se ponía serio, cosa que ocurría pocas veces pero suficientes para mantener el orden.
Para mí fue como un padre. Sirva esto para expresar mi profundo agradecimiento.
Salvador Fernández